Cuando era chica era como Mafalda: odiaba la sopa. No entendía como un agüita con un poquito sabor a verduras podría gustarle a alguien, y mucho menos cómo no les daba ganas de comer algo inmediatamente después.
Ya de más grande, aprendí que la sopa puede ser un plato de-li-cio-so. Hoy, vamos con un caballito de batalla, que no falla.
Para la sopa de zapallo y jengibre necesitás:
1/2 zapallo anco, cabutia, coreano o el que prefieras
1 cebolla
2 dientes de ajo (opcional)
jengibre fresco (a gusto)
1/2 litro de leche de coco (mejor si es casera)
queso fresco (opcional)
queso rallado (opcional)
curry, pimienta, nuez moscada, comino (a gusto, las que quieras)
Preparación
Cortá en cubos el zapallo y cocinalo (yo prefiero al horno, queda más sabroso, pero puede ser al vapor)
Picá la cebolla y el ajo por separado. En una sartén profunda con un poco de aceite (mejor si es de oliva o de coco) sofreíla unos minutos hasta que se empiece a poner transparente y luego agregá el ajo.
Rallá el jengibre y agregalo a la sartén.
Condimentá esa preparación con todas las especias que te gusten (tip: nuez moscada es ideal para esta sopa).
Agregá la leche de coco y dejá que se caliente un rato toda esa mezcla.
En este punto, podés elegir si utilizar licuadora o mixer. Agregá el zapallo y la mezcla con leche de coco y procesá todo junto. Si ves que queda muy espeso, podés agregarle agua. Fijate que quede bien cremosa, no te pases con el líquido.
Ahora, si elegiste utilizarlo, cortá el queso fresco en cubitos y poné más o menos 4 por bowl o plato (me lo vas a agradecer).
Serví la sopa y, podés agregarle queso rallado arriba (tip: agregale un chorrito de acete de oliva.
¡Buen provecho!
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